Entre las diversas herramientas de que disponemos para apropiarnos del sistema inmune, resalta por su eficacia la imaginación guiada o visualización.
La Psiconeuroinmunología nos dice que las imágenes que construimos en nuestra mente afectan el funcionamiento del sistema inmune, así como a otros sistemas del organismo.
La siguiente frase, expresada por la neurocientífica Candace Pert (1998), candidata a Premio Nobel de Medicina por su trabajo en neurociencias, expresa claramente el significado de esta extraordinaria herramienta: “La meditación, la visualización o la imaginación guiada son formas de entrar en la conversación interna del organismo, interviniendo conscientemente en sus interacciones bioquímicas”.
Les invitamos a adueñarse de esta definición, porque resalta la capacidad que tenemos de entrar en nuestro interior e intervenir de manera consciente en sus manifestaciones, poniéndolas a trabajar a nuestro favor, lo cual reafirma el gran poder que tenemos sobre nuestra salud y la posibilidad de curación.
A una joven médica a quien llamaremos Yelitza, madre de dos pequeñas hijas para ese momento, le acababan de diagnosticar un cáncer de mama. Apenas podía hablar, sin dejar de llorar cuando trataba de hablar sobre su enfermedad: estaba devastada por el diagnóstico. Le sugerimos que hiciera el programa de apoyo para personas con enfermedades de alto riesgo en el cual se basa el curso de Inmunoalfabetización. Sin embargo, ya había comenzado la quimioterapia y sus niveles de glóbulos blancos descendían peligrosamente. El curso comenzaba cuatro días después, por lo que le recomendamos que practicara dos veces al día el ejercicio de imaginación guiada, y que si el día antes del programa sus glóbulos blancos habían aumentado significativamente podría incorporarse al mismo en compañía de su esposo.
Yelitza asumió con responsabilidad y coraje esta tarea. Sus hijas participaron de la aventura y, con sus dibujos, la ayudaron a darle forma a los linfocitos T y a las células NK (Natural Killer). Utilizaron motivos del mar, algo con lo que toda la familia se conectaba. Cuando uno llamaba a su casa las niñas contestaban: mi mamá no puede atender, está visualizando. Esas vocecitas resuenan en mis oídos hasta hoy con especial cariño. Por supuesto, Yelitza asistió al curso con un número significativo de glóbulos blancos. De vez en cuando sé de ella y de sus hijas, hoy convertidas en unas jóvenes muy especiales.